Antonio Cordón García: General del Ejército Popular de la República de España

3 de Diciembre de 2018

Después de haberse producido un paréntesis en relatar la biografía y la historia resumida de nuestros camaradas comunistas más destacados, quienes por sus acciones durante su trayectoria como militantes en el Partido Comunista de España. Hoy toca escribir quizás del que pasó por la guerra casi de puntillas y que pocos militantes en la actualidad conocen, sin embargo, de una gran importancia en el organigrama del Estado Mayor Central del ejército de la República.

Nació en Sevilla el 25 de julio de 1895, estudió en los jesuitas, parece ser que el padre eligió este colegio, no por motivos religiosos sino por la calidad de la enseñanza.

De muy joven se le despertó la vocación militar, se presentó al ingreso en las tres academias, aprobó en las tres y eligió la de Artillería.

Su vida de cadete la inició en Segovia con una sobre carga de los programas. Los cincos años de academia proporcionaban no solo el título de Teniente de Artillería sino también el de ingeniero industrial militar.

Terminados los estudios en la Academia es destinado como primer teniente de artillería por promoción y a petición propia, al tercer Regimiento de Artillería de Montaña, con sede en La Coruña, aquí coincidirá con otros tenientes y capitanes que veinte años más tarde figurarán entre los sublevados: Luis y Javier Mariñas, Félix Suevos Cruz, José Donesteve y Ángel González Ostoloza, pero también alguno que se situará en el bando republicano: José Gayoso Cusi.

Ascendió a capitán en 1920, participó muy a pesar de él en la disolución por la fuerza en la huelga que se organizó en La Coruña, sin embargo, la vida de guarnición en Pontevedra quedó truncada por el desastre de Annual. Y así en agosto de 1921 su Regimiento recibió la orden de salir hacia Marruecos. A Antonio Cordón le había sorprendido que no ocurriese antes ya que se trataba de una unidad que disponía de un material mucho más moderno que cualquier otra. Evitó quedarse en Pontevedra a cargo de una sección, pero el Regimiento fue transformado en Marruecos en una unidad de municionamiento.

En la larga parte de sus recuerdos que el camarada Antonio Cordón dedicó a la guerra de Marruecos no ahorró críticas como tantos otros profesionales a la organización y desarrollo de la campaña. La mayor parte de las fuerzas que llegaban de la península no se encontraban preparadas, los batallones eran incompletos, el material era escaso, viejo y malo, los legionarios y regulares cometían todo género de tropelías y saqueos, los debates entre Jefes y Oficiales eran constantes; unos los africanistas, creían que la responsabilidad recaía sobre las Juntas de Defensa y que la supresión de los ascensos y condecoraciones pensionadas habían erosionado la moral combativa del ejército, otros, sin embargo, pensaban que el desastre los habían provocado esos mismos africanistas que, para medrar, no vacilaban en organizar insensatas operaciones militares, una de ellas sin duda fue la de Annual que organizó el general Manuel Fernández Silvestre, en la que le costó la vida, llevándose por delante también al general arabista y apasionado de la cultura árabe Gabriel Morales y Mendigutia que desconfiaba de la toma de Annual, todo ello con la aquiescencia del general Dámaso Berenguer Fusté y que le costó el cautiverio al general Felipe Navarro y Ceballos-Escalera. Así que estos eran los militares africanistas dispuestos a sacrificar la vida de jóvenes españoles por sus prebendas de guerra, ascensos y condecoraciones.

El desastre de Annual le costó la vida a 10.265 españoles, a 4.653 indígenas aliados y 1.100 prisioneros, por solo 1.100 bajas del enemigo.

Nuestro camarada Antonio Cordón tampoco ahorró críticas al general Miguel Cabanellas Ferrer, cuyo genio militar no daba para mucho, ni al propio José Sanjurjo Sacanell, de carácter populachero y en cuyo Cuartel General sirvió como agregado.

Terminada la etapa de Marruecos, no sin roces con algún que otro superior, el camarada Antonio Cordón se reincorpora a su regimiento en Pontevedra, más tarde ingresa en la Escuela Superior de Guerra en donde aprueba el examen de ingreso con el número UNO. En septiembre de 1926, el general Miguel Primo de Rivera y Orbaneja suspende de empleo y sueldo a todos los Jefes y Oficiales del cuerpo de Artillería, después de solidarizarse con sus compañeros, sometido a consejo de guerra, ser absuelto, lo confinan en un pueblecito de Galicia. Pasó por un intervalo de vida civil de ciertas penurias y los comienzos no fueron fáciles, con el tiempo y gracias a contactos con familiares comienza un trabajo en la Compañía de Ferrocarriles de Aragón donde comienza a conocer un mundo nuevo y bastante oscuro cual era el de los grandes negociantes y contratistas con su corrupción incorporada y sus sobornos.

En Zaragoza le sorprendió la sublevación de Jaca. La posterior ejecución de los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández, tras un Consejo de Guerra sumarísimo que, en su opinión, denotó crueldad, le llenó de indignación, y en Zaragoza vivió también, emocionado, la Proclamación de la República. El camarada Antonio Cordón acogió con inicial satisfacción las reformas militares de Manuel Azaña Díaz aunque no tardó en reconocer que se había quedado corta.

Se trasladó a Madrid y subsistió merced a la indemnización de despido y una vuelta a las academias de preparación. Uno de sus alumnos le puso en la pista de la obra de Lenin: Materialismo y empiriocriticismo, que le produjo una gran impresión. Otros acontecimientos agudizaron su sentido político y en la tertulia que frecuentaba y que ya había emprendido un giro hacia la izquierda, los debates se animaron mucho más intensos, su compañero de armas y amigo Juan Gayoso Cussi, regresó de Alemania e informó sobre lo que había visto, enormemente alarmado por el auge del nazismo.

La llegada a la Presidencia del Gobierno de Alejandro Lerroux García aumentó la zozobra de nuestro camarada Antonio Cordón. La creciente politización del ejército y la contra-reforma del bienio negro apuntaron en la misma dirección y la gota que colmó su particular vaso de agua  fue la actuación del criminal de guerra y genocida Franco en la represión de la revolución de Asturias y el que se le nombrara posteriormente  Jefe del Estado Mayor Central siendo Ministro de Guerra José María Gil Robles y Quiñones, líder de las Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA).

Entró en el Ministerio de la Guerra, por medio de su superior y amigo el General Juan Hernández Saravia pidiéndole que pusiera orden en ese Ministerio y que organizase columnas para combatir a los sublevados, sobre todo en la sierra próxima a Madrid, fue tal el trabajo desarrollado por el camarada Antonio Cordón con el general Juan Hernández Saravia que adelgazo once kilogramos y se codeó con nombres que posteriormente serían ilustres en el Ejército Popular, también con otros que darían mucho que hablar aunque no necesariamente de forma positiva. El trabajo desarrollado por nuestro camarada Antonio Cordón en el Ministerio de Guerra fue de un valor fuera de dudas.

Fue el diputado y camarada Vicente Uribe Galdeano quien facilitó el ingreso del camarada Antonio Cordón en el Partido Comunista de España, con el grado militar de Teniente Coronel del Ejército Popular.

Con la forzada dimisión del general José Asencio Torrado indujo a Francisco Largo Caballero, nuevo Presidente del Gobierno a prescindir de los tres colaboradores más importantes del general José Asencio Torrado, por pertenecer al Partido Comunista de España, su propio ayudante, el teniente coronel Manuel Arredondo Santamaría; el Jefe de Gabinete de Control, el comandante Eleuterio Díaz Tendero, sin afiliación política y nuestro camarada Antonio Cordón siendo destinados a distintos puntos del frente.

En el frente nuestro camarada Antonio Cordón fue nombrado jefe de operaciones del estado Mayor del Ejército del Sur, participó en la batalla de Pozoblanco y aunque constituyó un éxito no se lograron los objetivos esperados. El gran estratega de la guerra civil, el ya coronel Vicente Rojo Lluch asumió el cargo de jefe del Estado Mayor Central, más tarde nuestro camarada fue nombrado jefe del Estado Mayor del Ejército del Este, cuya labor fue de gran profesionalidad y en donde los problemas se sucedieron en la batalla de Belchite y en el ataque a Zaragoza. Volvieron a destituir a los camaradas militares, entre ellos a Antonio Cordón, cosas del socialista Indalecio Prieto Tuero, al que un observador poco prejuzgado, el teniente coronel Henri Morel, agregado militar de Francia, no fue parco en sus críticas a Indalecio Prieto Tuero.

Nuestro camarada Antonio Cordón vuelve al Ministerio de la mano del teniente coronel de ingenieros Antimonio Fernández Bolaños, se hizo cargo de la Jefatura de la Sección de Operaciones del Estado Mayor Central, pasaría el resto de la guerra en el Ministerio, aunque no siempre lejos del frente, que conocía a la perfección por su cargo.

Desgraciadamente Vicente Rojo y Antonio Cordón siguieron desde el teatro de operaciones la avanzada del adversario, proyectando contra ataques y medidas de resistencia, solicitaron ayuda al general Miaja, a la cabeza del Ejército del Centro, que la negó. La situación llegó a un punto tal, que Vicente Rojo le solicitó a Indalecia Prieto que le nombrara General en Jefe del Ejército y a nuestro camarada Antonio Cordón Jefe del Estado Mayor, Indalecio Prieto aceptó, con lo que se estabilizó el ejército popular.

A Indalecio Prieto, dimite del gabinete de Juan Negrín y es éste el que asume la cartera de Defensa, realizando desde entonces una labor encomiable. Antonio Cordón, subrayó en sus recuerdos que fueron las ideas y concepciones de Juan Negrín las que dieron a su acción y dotes de gobernante el apoyo del Partido Comunista de España. Negrín nunca fue un juguete en manos comunistas, como le reprocharon sus oponentes, tanto dentro como fuera de las filas del partido socialista. Lo que sí añadió Antonio Cordón, que trabajó codo con codo con Negrín durante casi un año, es que a veces era débil en la aplicación  de sus resoluciones, algo que también algunos otros de sus colaboradores más inmediatos como Julián Zugazagoitia Mendieta y Marcelino Pascua.

La labor de nuestro camarada Antonio Cordón García al frente de la Subsecretaría del Ejército de Tierra es de una elaboriosidad perfecta; Prepara un plan de movilización general, la idea estribaba en completar las dotaciones  de personal de los Grupos de Ejércitos en Cataluña y en la zona Centro Sur, así como la creación de reservas estratégicas de las que se había carecido hasta entonces, Ello permitiría el rejuvenecimiento de las unidades en línea de frente y reforzar el sentido patriótico.

Estos planes los tachó de militaristas el anarquista Segundo Blanco González, algunos ministros socialistas y republicanos, Negrín dio marcha atrás y la medida se adopto demasiado tarde, concretamente a mediados de enero de 1939, con la guerra prácticamente perdida.

Es curioso, como nuestro camarada Antonio Cordón García, tenía una visión de la guerra muy clara, hasta llegarle a mencionar al camarada Vicente Uribe Galdeano que se perdería por las disputas internas entre los partidos de izquierdas y la indisciplina y desorganización de los anarquistas. Estos anarquistas siempre acusaron a nuestro camarada Antonio Cordón de un proselitismo pro-comunista excesivo y este tipo de planteamiento se instaló en la historiografía, siendo totalmente falsa, recuérdese que en la cúspide del mando operativo había muchos militares de carrera.

A nuestro camarada Antonio Cordón lo ascienden a coronel el día 5 de mayo de 1938, encontrándose con verdaderas complicaciones entre las relaciones de Juan Negrín con el presidente de la Generalidad de Cataluña, Lluis Companys y Jover, en tanto que nuestro camarada siempre trataría de mejorarlas, como años más tarde en diferentes biografías se confirmaría tal hecho. En verdad que el Presidente de la República en ese momento Juan Negrín no se fiaba de los catalanes, ya que perseguían una paz por separado y creía que ciertos sectores de la sociedad catalana utilizaban a Companys para tal fin.

Hay que dejar bien alto y claro el trabajo desarrollado con método y orden por nuestro camarada Antonio Cordón García al frente de la Subsecretaría del Ejército de Tierra, las horas dedicadas para desarrollar un trabajo militar en ocasiones denostado, en otras puesto en marcha demasiado tarde y las menos atendido hizo posible que el desplome de la Segunda República en España no fuera inminente. No fue nuestro camarada el único que se dejo la piel en esta delicada misión, también habrá que reconocer los méritos de otro militares de carrera como el General Vicente Rojo Lluch, el General Juan Hernández Saravia, el General Antonio Escobar Huerta y los camaradas Manuel Tagüeña Lacorte, Valentín González, González, conocido como El Campesino, Juan Guilloto León, conocido como Juan Modesto, Enrique Líster Forján y tantos otros de soldados a generales y pueblo llano que entregaron sus vidas por la libertad.

Los recuerdos de nuestro camarada Antonio Cordón sobre el período que se abrió tras la ofensiva franquista contra Cataluña constituye una fuente de primer orden, ya que los redactó en base a anotaciones que iban tomando casi a diario y que incorporó poco después de finalizada la guerra a un informe que presentó a la dirección de nuestro Partido Comunista de España. No existen memorias de un militar republicano de tal graduación que siguiera tan de cerca dicho período.
Con el colapso y desplome de la Segunda República en España, tuvo que exiliarse, pasó por la Unión Soviética y por la Yugoslavia de Tito.

Pretendió como otros tantos españoles que lucharon contra el fascismo y el nazismo en la Segunda Guerra Mundial unirse a las unidades militares de los aliados, siendo vanos sus esfuerzos por tratar de ingresar en esas unidades, pese a los esfuerzos del camarada soviético, Georgi Dimitrov.

Nuestro camarada Antonio Cordón comenzó a escribir sus recuerdos en torno a 1963 y siguió trabajando en ello hasta 1968, desgraciadamente no llegó a verlos publicados; aparecieron en 1971 en una primera edición en Ebro, la editorial comunista ubicada en Paris, en una tirada pequeña que hoy en día es una rareza de bibliófilos. Los prologó Santiago Carrillo Solares; la editorial Crítica publicó una nueva versión en 1977, con un nuevo prólogo de Santiago Carrillo fechada en Madrid el 14 de febrero de 1977; una tercera edición de 2008, se debe a la editorial sevillana Renacimiento.

El Camarada Antonio Cordón García, falleció en Roma, (Italia), el día 23 de enero de 1969, fue inhumado en el mausoleo de los fundadores del Partido Comunista de Italia, los camaradas comunistas italianos se hicieron cargo de todos los gastos, se le rindieron los correspondientes honores militares. Entre los asistentes estuvieron presentes miembros de la Dirección del Partido Comunista de Italia y del Partido Comunista de España, el matrimonio Alberti y numerosos exiliados españoles.

Antonio Cordón García: Ausente, Presente.

por Fco. Javier Mingorance Morcillo, miembro del Núcleo del PCA en Almería

Categorías: Memoria Democrática

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