El camarada y Teniente Coronel del Ejército Popular de la República, Manuel Tagüeña Lacorte

3 de Julio de 2015

BREVE INTRODUCCIÓN.

Como responsable de Memoria Histórica en el Comité Local del PCE de Almería, hoy inicio una singladura para mi, difícil, sin embargo, apasionante, recopilar las vicisitudes de algunos Camaradas que tuvieron un papel muy destacado e importante en la Guerra Civil Española, pero que, sin embargo, son un tanto desconocidos, salvo para alguien con interés y voluntad que haya leído algún libro o algunos libros que versan sobre nuestra guerra civil y hayan encontrado sus nombres.
A ningún comunista se le puede escapar los nombre de Enrique Líster, Modesto, cuyo verdadero nombre era el de Juan Guilloto León o Valentín González González, más conocido como El Campesino; que, tendrán aquí su espacio. Hubo otros como he señalado antes que demostraron ser hombres de un talento militar brillante e inusitado como el caso del Camarada General Antonio Cordón García, que me reservaré para más adelante.
Recomiendo la lectura de sus memorias: Testimonio de dos Guerras, editado por Planeta. Aunque su primera edición fue publicada en Méjico. Es una crónica única y por sus 700 y algo más de páginas se van perfilando pormenorizadamente la caída de la monarquía, su toma de conciencia en la política, sus andanzas y vicisitudes de nuestra Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial y por último su ruptura con el comunismo debido a las diferencias insalvables entre Tito y Stalin. Hay fragmentos en sus memorias interesantes y muy reveladores: La pérdida de Barcelona, El hundimiento de Cataluña, La República traicionada o los Últimos días de la República.
Carmen, su esposa dijo: “…en 1971 murió mi marido. Afrontó la muerte con el mismo valor con que había afrontado la vida. Se despidió de las niñas y de mí, y nos pidió que no lloráramos. Se consideraba afortunado de ser superviviente de tantas batallas en las que había visto morir a tantos hombres. Tenía 58 años recién cumplidos y hay que admirarse de todas las cosas que le dio tiempo de hacer en su realmente corta vida. Dos años antes había terminado de escribir sus memorias, que se resistía a publicar, tan harto estaba de polémicas. Me pidió que yo las publicara después de su muerte y así lo hice. No quiso que se editaran en España mientras viviera Franco. Temía que sus críticas fueran distorsionadas o utilizadas por los franquistas.”

SUS PRIMEROS AÑOS.

Hoy toca hablar del Camarada Teniente Coronel, Manuel Tagüeña Lacorte, hombre de ciencia, intelectual y comunista, que nació en Madrid en 1913, en el seno de una familia de origen aragonés, en donde ninguno de sus miembros pertenecía a la clase obrera. Su madre era maestra y su padre topógrafo.

 Su inquietud por la política la heredó de su abuelo, convencido republicano y una abuela carlista, hija de un general que había luchado contra los isabelinos en la primera Guerra Carlista, así que lo visto hasta ahora procedía de una familia burguesa y era un brillante universitario, no respondiendo al perfil típico de la época de dirigente comunista. Junto con el General y Camarada Antonio Cordón, fue uno de los militares más capaces del PCE, lo que le permitió dirigir un Cuerpo de Ejército en la famosa Batalla del Ebro, con tan sólo 24 años de edad.

Por lo expuesto en sus memorias: Testimonio de dos guerras, relata que cuando tenía 12 años un viejo carlista le dijo que: “quedarse al margen de la lucha era una cobardía”, por lo que a partir de ese momento aunque era sólo un niño decide hacer de la causa carlista la suya. Ese sentimiento de rebeldía va alimentándolo a lo largo de los años a través de la lectura de historias épicas, así que: “a los 16 años, (en palabras del camarada Tagüeña) consideraba que sólo entregado a una causa noble tenía sentido la vida. El problema consistía en encontrarla, seguía diciendo: El mundo estaba muy lejos de marchar conforme a mis ideales y por ende, no podía resignarme a cruzarme de brazos; al contrario creí justo recurrir a la violencia para transformar el mundo. Todo me empujaba a convertirme en revolucionario intransigente”.

En 1929 termina el bachillerato en Ciencias e ingresa en la Universidad Central para estudiar Ciencias Físicas y Matemáticas, licenciándose con Premio Extraordinario. Llegó a militar en la FUE, (Fundación Universitaria Escolar), organización opuesta a la dictadura del general Primo de Rivera. En esta organización comienza a alternar con compañeros con ideales de izquierda, a los que no duda en ayudar a preparar huelgas y otras acciones. En las aulas se ve envuelto en varias disputas con estudiantes monárquicos por los que dice sentir lástima ya que “eran pocos” y defendían “una causa perdida”.

 Alumno estudioso y obediente en clase, fuera de las aulas es un hombre de acción que no puede evitar participar en todas las refriegas de la Universidad.

Dos sucesos marcaran su vida y su carácter, la repentina muerte de su padre y la de su hermano, éste después de una larga enfermedad provocada por una cardiopatía. Ambas desgracias que suceden entre los años 1927 y 1930, le vuelven menos sociable y más introvertido donde pasa a refugiarse en sus estudios y en la política.

 En noviembre de 1930, con tan sólo 17 años de edad, le asignan, mediante sus contactos en el FUE, su primer trabajo en favor de la conspiración republicana haciendo guardia en el Ateneo de Madrid, para lo que le entregan una pistola automática. Pocas semanas más tarde, cuando el levantamiento militar en favor de la República es inminente, le nombran jefe de grupo de las milicias republicanas. El adelanto de la sublevación en Jaca, protagonizada por los capitanes Fermín Galán Rodríguez y Ángel García Hernández, desbarataría la acción conjunta en Madrid en la que iba a participar el camarada Tagüeña el 15 de diciembre. Tras liberarse de ser detenido, ingresa en el Partido Federal, aunque su activismo en esa organización se limita sólo y exclusivamente a asistir a algunas de sus reuniones.

 SU ACERCAMIENTO AL PARTIDO COMUNISTA DE ESPAÑA.

 En 1932 deja el Partido Federal y comienza a sentirse atraído por las novelas de la Revolución Rusa de 1917, así como su posterior guerra civil entre “blancos” y “rojos”. El camarada Tagüeña recoge en su libro: “Como tantos jóvenes de su edad, y casi sin advertirlo, me encontré buscando una causa a la que poder consagrarme. …La mística del comunismo me agradaba, tenía necesidad de creer en algo, y todo lo que había leído rodeaba esa doctrina de una aureola romántica”. A finales de 1932 ingresa junto a su gran amigo Fernando Claudín en las Juventudes Comunistas y se propuso como norma no aceptar cargos políticos en el PCE, mientras que el camarada Claudín al poco tiempo acabaría siendo miembro del Comité central del PCE.

 Su pasión por la acción y la lucha haría que el camarada Tagüeña ingresara en las recién creadas MAOC, (Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas), organización paramilitar del PCE.

 En mayo de 1933 se incorpora a la redacción del periódico comunista, Juventud Roja.

 En 1934 su actividad política se convertiría en más intensidad debido a la reciente derrota de las izquierdas en las elecciones. Los tiroteos con los falangistas en la calle y en las aulas serán cada vez más intensas contándose los primeros muertos en ambos bandos. El camarada Tagüeña, acostumbra a portar una pistola para ir a clase. En este año coincide en el local social de las Juventudes Comunistas con su futura esposa, la coruñesa, Carmen Parga Parada, afiliada al BEOR, (Bloque Escolar de Oposición Revolucionaria). Durante la huelga revolucionaria de Octubre de 1934, le encargaron dirigir una compañía de milicia socialista que tenía que asaltar un cuartel en Madrid, que le impide la Guardia de Asalto produciéndose un tiroteo que cuesta la vida a un guardia y a un joven socialista.

 El Camarada Tagüeña es detenido y encarcelado durante varias semanas, hasta que un tío suyo y diputado radical, interviene por él para que salga en libertad, es entonces, cuando decide apartarse durante un tiempo de la intensa acción política que se vive en Madrid, por lo que pasó varios meses entre el pueblo de Molina de Aragón, en Guadalajara, como profesor de matemáticas, y Zaragoza, donde se refugió en casa de su tío.

 En junio de 1935 vuelve a Madrid para cumplir el servicio militar en el regimiento de Zapadores número 1 del Cuartel de la Montaña. Se esmera como soldado y llega a sargento y más tarde a brigada, sin embargo, no pasa el examen de alférez, al parecer porque sus superiores conocían su filiación de izquierdas. De esta forma llega el año de 1936 y continúa su actividad política desde las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU).

 Uno de los episodios más transcendentales de sus memorias es el que se refiere al asesinato de Calvo Sotelo. El Camarada Tagüeña se encontraba en el cuartel de la Guardia de Asalto de Pontejos el 12 de julio de 1936, en donde sale la camioneta con el capitán de la Guardia Civil, Fernando Condés Romero, íntimo amigo del teniente José Castillo Saénz de Tejada, asesinado por la ultraderecha. Como todo el mundo sabe el diputado de la CEDA sería también asesinado y el justificante del inicio de la guerra civil. Decir ante este extremo, que el Golpe de Estado, se encontraba muy avanzado y se gestaba desde hace mucho tiempo para derribar la República.

 En sus memorias refiere el inicio de la guerra civil en los siguientes términos: “La responsabilidad del fracaso no era de los gobernantes, sino de la oposición de la derecha e izquierda que no había dedo sosiego al nuevo régimen desde el 14 de abril. Hubiese sido mejor encontrar una fórmula aceptable para la mayoría, pero intransigencias, intereses creados, impaciencias y demagogias, se opusieron a ello. Ya no quedaba más salida que la guerra a muerte”.

 LA GUERRA CIVIL (1936-1939).

 Iniciada la Guerra Civil española de 1936, es ya, capitán ayudante del Batallón Octubre número 11, comandado por Fernando de la Rosa que intervenía en el frente de la sierra de Madrid, junto al pueblo de Guadarrama. Al perder la vida Fernando de la Rosa en septiembre de 1936, pasa a ser el comandante de dicho batallón, y casi un año más tarde, el 1 de agosto de 1937, es nombrado jefe de la 3ª División de El Escorial. El socialista y ministro de Defensa en aquel año, Indalecio Prieto, alegando su extrema juventud intentó infructuosamente anular el nombramiento de nuestro camarada.

 Gozando de la confianza de su buró político, el camarada Manuel Tagüeña y entregado ahora en cuerpo y alma, (si es que existe el alma, que esto del alma será para ser tratado en otro momento) se puso a la altura del prestigio de nuestros mandos comunistas del ejército popular de la República, como El Campesino, Líster, Cordón, Modesto, etc., y tantos otros que sin ser tan conocidos empeñaron su esfuerzo desinteresado y llegado el caso la vida por la Segunda República Española y naturalmente por el Partido Comunista de España.

 Es destinado al Frente del este el 16 de marzo de 1938, donde intentará contener el empuje del Ejército golpista en el sector de Teruel, lo que le valdrá el ascenso a Teniente Coronel. El 25 de julio de este año, Modesto le confía el mando del 15º Cuerpo de Ejército del Ebro con más de 30.000 mil hombres aproximadamente, repartidos en tres Divisiones, siendo su unidad la última en retirarse de nuevo al otro lado del río tras la cruente Batalla del Ebro el 16 de noviembre de este mismo año
Con tan solo 24 años de edad se revela como un militar brillante, disciplinado y eficaz.

 En enero de 1939, cae Cataluña, pasa a Francia y de allí, por orden del PCE, se traslada en avión a Madrid, este regreso a la zona centro es enaltecido por nuestro diario Mundo Obrero el 21 de febrero de 1939. El Golpe de Estado producido por el militar traidor Segismundo Casado López y el socialista Julián Besteiro Fernández, hace que deje de nuevo España el día 7 de marzo de 1939, aunque le nombrara el Presidente de la República Doctor Negrín jefe del Ejército de Andalucía, se dirigen desde el aeródromo de Monóvar, (Alicante) a Toulouse.

 LA URSS, YUGOSLAVIA y CHECOSLOVAQUIA.

Con otros militares españoles comunistas, ingresa en la Academia Frunze, en la URSS, donde ya se había instalado su esposa, Carmen Parga y el resto de su familia.
Es integrago en el Ejército Rojo con el grado de mayor no participa en la Segunda Guerra Mundial por orden directa de Stalin, Líster, Modesto, Tagüeña y tantos otros solicitaron su traslado al frente al comenzar la Operación Barbarroja, en sus memorias dejaría dicho: “Buscábamos la posibilidad de luchar: nuestra suerte estaba unida a la del pueblo soviético y si éste era derrotado, nada nos salvaría del exterminio”.

 Cansado de intrigas y la representación estalinista se traslada a Yugoslavia como asesor militar con el grado de coronel de Estado Mayor, la ruptura entre Tito y Stalin le hace temer por su vida, por lo que decide abandonar la carrera mundial y trasladarse a Checoslovaquia para trabajar como físico en la Universidad de Masaryk, mientras su esposa ejercía como profesora de español.
Es aquí, en Checoslovaquia cuando abandona el Partido Comunista de España, pero no las ideas comunistas.

 Fallecido Stalin, en 1955 y tras una intensa instrucción de un expediente burocrático, consigue trasladarse a Méjico en compañía de su familia. Catorce años después dejaría escrito: “Nunca he sentido el más leve remordimiento de haber dejado Checoslovaquia ni de haberme apartado del comunismo…. Me aparté del comunismo no por sus fines, sino por sus métodos… Queda por probar la fusión del socialismo con la libertad, fórmula inédita y única bandera bajo la cual merecería la pena luchar, con la esperanza de que abriera un camino a nuevas ideologías y a la paz, el bienestar y la unidad de todos los pueblos de la tierra”. Cierto es también, que tampoco le entusiasmaba el mundo capitalista y la economía de mercado y el consumo excesivo. Estoy seguro que si el camarada Tagüeña hubiera podido conocer el comunismo actual, moderno y democrático se hubiera sentido cómodo.

 Encontrándose la madre gravemente enferma, en el año 1960, consigue un permiso y regresa a España, sin embargo, el retraso de cerca de cinco años por parte de la dictadura franquista, le cambia la idea de residir en España y escribe: “Para vivir en paz tendería que aceptar el papel de ‘rojo arrepentido’, lo que lesionaría gravemente mi dignidad y me haría caer en una situación parecida a la que viví en los países comunistas”. A la fatal noticia de la muerte de su madre se une la de una de sus hermanas y su sobrina.

Después de una vida ajetreada, casi como todos los camaradas que tuvieron responsabilidad en el PCE en la política y en la guerra civil, fallece en ciudad de México el día 1 de junio de 1971, pocos meses después de revisar sus memorias para su publicación, su esposa, Carmen Parga, difundió su obra, que vio la luz en México en 1973 y en España en 1978.

por Fco. Javier Mingorance Morcillo, Secretario de la Memoria Histórica de la Agrupación local de Almería del PCA.

Categorías: Memoria Democrática

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